martes, 2 de diciembre de 2008

LA FE DE UN AMIGO


Luk 5:18 Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.
Luk 5:19 Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.
Luk 5:20 Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.


A. ADJETIVOS 1. paralutikos (paralutikov", 3885), paralítico, enfermo de parálisis. Se encuentra en Mat_4:24; 8.6; 9.2, dos veces; Mc 2.3,4,5, 9,10; cf. paraluo, véase B.¶ 2. xeros (xhrov", 3584), seco. Se traduce «paralíticos» en Joh_5:3: Véanse SECO, TIERRA. B. Verbo paraluo (paraluvw, 3886), lit., perder del lado, de allí, poner libre. Se usa en la voz pasiva de verse debilitado por una parálisis, paralizado; y se traduce «paralítico» en Luk_5:18, 24; Act_9:33: En el plural: «paralíticos» (Act_8:7); «las rodillas paralizadas» (Heb_12:12).¶

El problema : parálisis. El miedo paraliza. El miedo nos limita. ¿Qué miedo nos limita la madurez? ¿Qué miedo profundo nos prohíbe adentrarnos en las aguas del Espíritu? ¿Cuántas maravillosas obras hemos perdido de hacer en el tiempo que el miedo nos ha paralizado?
La Solución : Cristo.
El medio para llegar a Cristo: La Fe.
Un buen amigo es el que nos lleva siempre a Cristo. Una buena esposa (o) es el que nos exhorta y nos anima. El amigo verdadero te lleva a Cristo a través de su propio ejemplo y de sus dulces palabras. Un verdadero amigo, padre, pastor, amonesta a los ociosos. En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de aflicción (Pr. 17:17). El amigo tiene fe en la salvación de su amigo y aunque éste se encuentre perdido en su tristeza, el amigo no pierde la fe, y continuamente procura llevarlo a Cristo, porque está ligado a Cristo y al alma de su amigo que a veces parece perderse, sino fuera porque ese amigo está convencido en que no será así.
Recuerdo muchas veces en mis primeros años de vida cristiana, cómo reaccionaba mi esposa a mi manifiesto desánimo para asistir a la iglesia. Con firmeza me decía que ninguna excusa era válida para no ir a Cristo (sea la reunión, la oración o la lectura bíblica). Allí el paralítico tiene su encuentro feliz, no hay lugar mejor que Su Presencia. No hay más delicado bálsamo, no hay mejor banquete, no hay más rico aceite ni más delicado vino, ante quien y por quien no sólo somos sanos, sino salvos de la ira para siempre. Y no sólo salvos, sino felices, no sólo mañana, sino desde ahora y para siempre.

El Señor actúa y responde en correspondencia a nuestra fe. La fe nos lleva a actuar o a dirigirnos de cierta forma. La fe moldea nuestra conducta. El justo por su fe vivirá dice Habacuc y cita Pablo.
¿Ha visto el Señor mi fe? ¿Cómo demuestro en mi vida que tengo fe? La fe es el medio para acercarnos a Dios, para tocar su corazón. En la medida en que confiamos y no dudamos, el Señor hace las cosas.
Si bien la fe es algo muy interior, cuando esta es genuina, se muestra externamente.
Es pues la fe, la certeza de lo que se espera; la convicción de lo que no se ve. Heb. 11:1
Es estar seguro de lo que esperamos; creer en lo que no vemos (extraído de PDT).

Por : Fernando García Olmedo

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