jueves, 22 de enero de 2009

¿DAR A DIOS?



El Dar es más que un acto con consecuencias económicas, el Dar es producto de un hecho espiritual y redunda en bendiciones que alcanzan todas las áreas de nuestra vida.

Hoy nos bombardean los predicadores que dicen que el dar, diezmar y ofrendar nos llenarán de riquezas. ¿Hubo personas ricas en la Biblia? SI. Abraham (Gen. 13:2; 24:35); Salomón (1 Reyes 10:23); Ezequías (2 Reyes 20:12-18); Job (Job 1:3) y José de Arimatea (Mat. 27:57). ¿Habla la Biblia de riquezas materiales? SI. Ecl. 5:18-19. ¿Dios da riquezas materiales? SI. Prov. 28:20. Deuteronomio 28:1-12. Pero, ¿es la riqueza o prosperidad material el fin del Evangelio? NO. Salmos 62:10.


Muchas veces perdemos el verdadero enfoque. Y es a ese punto que me quiero mover.

En primer lugar, quisiera cuestionar la frase “Dar a Dios”. ¿Es que acaso damos a Dios, como si él no tuviera o necesitara? El Rey David dijo lo siguiente en 1Cr 29:14 “Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. 15 Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. 16 Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. 17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.”

Bajo este punto de vista, ¿qué pacto haremos con Dios sobre la base de dinero? Creo que no estamos
en condiciones de decirle a Dios : te doy tanto si tú luego me devuelves tanto, ya que él es dueño de
todo. Me declaro absolutamente contrario a la falsa doctrina de los pactos económicos y
argumentaré porqué. No estamos en posición de exigir nada, primeramente porque somos hombres
ante el Dios Todopoderoso, y uno de sus atributos es la Soberanía (es decir, que Dios hace lo que él
estima). Sin embargo, Dios promete en varios pasajes de la escritura, a devolver en
alguna forma no definida, lo que nosotros damos.

Dios es EL DADOR por excelencia (Jn 3:16 Is. 55:1) De hecho, del Nuevo Testamento inferimos la
fundamental Doctrina de La Gracia, tratada ampliamente por el Apóstol Pablo entre otros, en su
carta a los Gálatas. Esta doctrina pretende hacernos entender que mediante la Gracia de Dios,
somos salvos por medio de la fe, y no mediante obras. De la palabra Gracia se deriva la palabra
Gratis. Deriva de la palabra griega caris, que significa Don o Regalo. Se destaca su libre
disposición y universalidad, su carácter espontáneo, como en el caso de la gracia redentora
de Dios. Es interesante notar que la versión de la Biblia “La Palabra de Dios para Todos”, en vez de
utilizar la palabra GRACIA, dicen: SU GENEROSO AMOR. La Generosidad implica dar con
liberalidad, sin autoimponerse límites.


Decimos en la Iglesia : El Diezmo (que es la décima parte de nuestros ingresos) es lo que pertenece a
Dios.
Ahora pregunto: ¿Sólo la décima parte de nuestros ingresos pertenece a Dios? ¿Acaso nosotros
mismos no pertenecemos a Dios? Dios nos hizo y Dios nos rescató. El creó al hombre libre, pero el
hombre perdió esa libertad a causa de la desobediencia. Dios nos compró a precio de la sangre de
nuestro Señor Jesucristo, para que volviéramos a ser libres. Sí, yo pertenezco a Dios. Y si es así,
¿habrá alguna cosa que me pertenezca y que no pertenezca a Dios? Sería ilógico pensar que sí.
Dios es generoso para impulsar en nosotros la misma virtud. Sólo si logramos comprender la
magnitud del amor de Dios y su maravillosa gracia, podremos ser nosotros igualmente generosos.
Respecto del diezmo pregunto: Una persona generosa, ¿Respetará si alguien le pone límites a su
generosidad? Absolutamente no. Porque Dios le ha dado mucho, aunque alguien le diga : “sólo
dame tu corbata”, estoy seguro que además se sacará su chaqueta y aún dará sus zapatos.
¿Que quiero decir con esto?: El diezmo no es un techo para nuestra generosidad, sino que es como
un piso para crear el hábito de dar en aquellos que no son generosos.

De todo lo reflexionado, creo que es un error pactar con Dios. Creo que debemos cuidarnos de dar
con afanes personales y egoístas. Creo que la persona generosa, es capaz de dar lo mismo a un
amigo que a un enemigo, porque su generosidad le tapa los ojos para distinguir, igual que Dios. Si
Dios mirara a quien le entrega su amor, yo no estaría aquí.
Ve y haz tú lo mismo.

Por
Hno. Fernando García Olmedo


1 comentario:

peyo dijo...

amen amen todo es de Dios
muy buena reflexion
gracias hermano